viernes, 14 de diciembre de 2012

Mi hermana Gabriela


con una guineana de familia acomodada.
Antonio estudia Ciencias de la Imagen.
Tiene 18 años y es huérfano, pero de posición económica desahogada. Su único pariente es su abuelo, que vive en Soria.
Un día, en la Facultad, se comenta el
caso de un niño-lobo, aparecido en Guinea. Antonio recibe la visita del abuelo,
porque el niño-lobo podría ser su hermano. Su padre, militar español, se casó
En la Facultad, su profesor, Miguel
Quintana, le propone hacer un reportaje,
en el que también participan María Luján, compañera de Antonio, y Federico
Comas, un alumno de quinto.
Tras un largo viaje, primero en avión y
luego en camioneta, a través de la selva,
llegan al poblado de Obam. Todavía no
saben que el niño-lobo es Gabriela.
Un misionero, el hermano Octavio, les
relata cómo la encontró. Sólo la paciencia y el cariño consiguieron que Gabriela
viniera de buen gusto hasta el poblado.
Mientras los dos hermanos se van convenciendo, entendiendo lo que es una familia, la influencia de África se hace notar: María Luján se interesa por los
habitantes del poblado y Miguel Quintana se enamora de ella. 
Gabriela es conocida por todos los pobladores de la selva, que admiran sus
habilidades para la pesca, para el salto,
hasta le sale un pretendiente, Bacale,
que quiere comprarla por medio millón.
El tiempo pasa y Antonio se plantea la
posibilidad de volver a España. ¿Estará
Gabriela madura? «¿Es que acaso crees
que es un aguacate? ¡No seas cursi,
hombre!» Le contesta el hermano Octavio, con su buen humor. «Mientras tenga cariño, Gabriela aguantará lo que

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